Un vuelo y un vagabundo
Ya es lunes... más de medio día y apenas estoy intentando acostumbrarme a la idea. He escuchado mucho acerca de cómo algunas personas viven los domingos como una verdadera torura, pues implica que se acerca el momento de finalizar el descanso y reintegrarse a la vida cotidiana. Ese no es mi caso, al menos no ahora.
En alguna ocasión, platicaba con mi amigo Juan Carlos (un gran amigo, un personaje, un ser luminoso e increíblemente bello). Me gusta mucho platicar con él, pues tenemos en común esta extraña forma en la que vemos la vida. En fín, en esa ocasión nos cuestionamos mutuamente respecto a esos sueños extraños que de pronto se anidan en la cabeza.
Mi respuesta fué bastante simplona... creo que habrá millones de personas que compartan lo mismo. Yo dije que mi sueño sería poder tomarme a veces un tiempo, subir a la azotea de mi casa, dar un brinco y de pronto estar volando... y volar a donde yo quiera, o a ningún lado, sólo permanecer en el aire con los ojos cerrados y el viento fresco acariciando mi rostro hasta sentirme nueva, lista para volver a mi vida.

No obstante, su respuesta es algo que aún ahora, algunos años después, sigue dando vueltas en mi cabeza. Juan Carlos me dijo "yo desde niño he querido ser un vagabundo, ir por el mundo con una mochila al hombro, dormir en el campo, esas cosas"... eso sí que me tomó por sorpresa, de nada sirvieron argumentos respecto a cosas tontas como la incomodidad, o la comida, Juan Carlos me decía "el cuerpo se acostumbra a todo".

De una forma extraña, conocer a un humano, cuyo mayor sueño desde la infancia ha sido ser un vagabundo, cambió muchas cosas respecto a mi firma de ver la vida, de juzgar el éxito que cada persona que conozco tiene. Creo, sin duda alguna, que una persona exitosa es aquella que es felíz, que disfruta lo que hace y lo que tiene.
Probablemente sea un poco arriesgado, pero me gustaría mucho dejarles una invitación abierta, para que compartan aquí ese que sea su sueño raro... estoy segura de que sería muy enriquecedor.
En alguna ocasión, platicaba con mi amigo Juan Carlos (un gran amigo, un personaje, un ser luminoso e increíblemente bello). Me gusta mucho platicar con él, pues tenemos en común esta extraña forma en la que vemos la vida. En fín, en esa ocasión nos cuestionamos mutuamente respecto a esos sueños extraños que de pronto se anidan en la cabeza.
Mi respuesta fué bastante simplona... creo que habrá millones de personas que compartan lo mismo. Yo dije que mi sueño sería poder tomarme a veces un tiempo, subir a la azotea de mi casa, dar un brinco y de pronto estar volando... y volar a donde yo quiera, o a ningún lado, sólo permanecer en el aire con los ojos cerrados y el viento fresco acariciando mi rostro hasta sentirme nueva, lista para volver a mi vida.

No obstante, su respuesta es algo que aún ahora, algunos años después, sigue dando vueltas en mi cabeza. Juan Carlos me dijo "yo desde niño he querido ser un vagabundo, ir por el mundo con una mochila al hombro, dormir en el campo, esas cosas"... eso sí que me tomó por sorpresa, de nada sirvieron argumentos respecto a cosas tontas como la incomodidad, o la comida, Juan Carlos me decía "el cuerpo se acostumbra a todo".
De una forma extraña, conocer a un humano, cuyo mayor sueño desde la infancia ha sido ser un vagabundo, cambió muchas cosas respecto a mi firma de ver la vida, de juzgar el éxito que cada persona que conozco tiene. Creo, sin duda alguna, que una persona exitosa es aquella que es felíz, que disfruta lo que hace y lo que tiene.
Probablemente sea un poco arriesgado, pero me gustaría mucho dejarles una invitación abierta, para que compartan aquí ese que sea su sueño raro... estoy segura de que sería muy enriquecedor.